jueves, 1 de marzo de 2012

Desafío a la vejez

¡Buenas!

Esta semana estoy poética. Este poema de Gioconda Belli siempre me ha recordado a mis abuelas, esas mujeres que llevaban la sabiduría grabada a fuego en cada arruga. Esas abuelas que tenían la belleza que sólo los nietos y nietas sabemos verles y que nos dejaban hacer aquello que nuestras madres nos prohibían. Mi madre siempre le decía a mi abuela Matilde: "¡no le compres nada a la niña que después no come!" y mi abuela lo primero que me decía cuando me venía a buscar al cole era: "¿qué quieres? ¿Un Palote o un Chupa-Chups?". Mi abuela Angelita era más de darnos dinero, aunque para ella nunca hubo el paso de pesetas a euros y hasta el final de sus días (que terminaron en 2009) nos decía: "Toma, 500 pesetas para que te tomes una Coca-Cola" y te daba un billete de 5 euros. Un día se me ocurrió decirle que 5 euros eran casi 1.000 pesetas y a la pobre casi le da un algo.

Hoy mi abuela habría cumplido 96 años, así que aquí va este poema que demuestra que te puedes seguir sintiendo vivo hasta el final de tus días.

Desafío a la vejez - Gioconda Belli

Cuando yo llegue a vieja
- si es que llego-
y me mire al espejo
y me cuente las arrugas
como una delicada orografía
de distendida piel.
Cuando pueda contar las marcas
que han dejado las lágrimas
y las preocupaciones,
y ya mi cuerpo responda despacio 
a mis deseos,
cuando vea mi vida envuelta
en venas azules,
en profundas ojeras,
y suelte mi blanca cabellera
para dormirme temprano
-como corresponde-
cuando vengan mis nietos
a sentarse sobre mis rodillas
enmohecidas por el paso de muchos inviernos,
sé que todavía mi corazón
estará -rebelde- tictaqueando
y las dudas y los anchos horizontes
también saludarán 
mis mañanas. 


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Bones!

Aquesta setmana estic poètica. Aquest poema de Gioconda Belli sempre m'ha recordat a les meves àvies, aquelles dones que portaven la saviesa gravada a foc en cada arruga. Aquelles àvies que tenien la bellesa que només els néts i les netes sabem veure i que ens deixaven fer tot allò que les mares ens prohibien. Ma mare sempre li deia a la meva àvia Matilde: "¡no le compres nada a la niña que después no come!" i la meva àvia el primer que em deia quan venia a buscar-me a l'escola era: "¿qué quieres? ¿Un Palote o un Chupa-Chups?". La meva àvia Angelita era més de donar-nos calers, tot i que per ella mai va haver el canvi de pessetes a euros i fins el final dels seus dies (que van acabar el 2009) ens deia: "Toma, 500 pesetas para que te tomes una Coca-Cola" i et donava un bitllet de 5 euros. Un dia se'm va ocòrrer dir-li que 5 euros eren gairebé 1.000 pessetes i a la pobre casi li agafa un infart.

Avui la meva àvia Angelita hagués complert 96 anys, així que aquí va aquest poema que demostra que pots seguir sentint-te viu fins el final dels teus dies.

(No el tradueixo perquè seria una falta d'educació). 


Desafío a la vejez - Gioconda Belli

Cuando yo llegue a vieja
- si es que llego-
y me mire al espejo
y me cuente las arrugas
como una delicada orografía
de distendida piel.
Cuando pueda contar las marcas
que han dejado las lágrimas
y las preocupaciones,
y ya mi cuerpo responda despacio 
a mis deseos,
cuando vea mi vida envuelta
en venas azules,
en profundas ojeras,
y suelte mi blanca cabellera
para dormirme temprano
-como corresponde-
cuando vengan mis nietos
a sentarse sobre mis rodillas
enmohecidas por el paso de muchos inviernos,
sé que todavía mi corazón
estará -rebelde- tictaqueando
y las dudas y los anchos horizontes
también saludarán 
mis mañanas. 



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